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tronka

Escatológicamente hablando

Escatológicamente hablando

Releo una revista femenina muy conocida de hace unos meses... siempre queda alguna agazapada en el taburete del lavabo de casa y se agradece cuando no hay nada más a mano que la lista de ingredientes de tu champu de uso frecuente con moléculas de algodón, fécula de trigo inflado y miel de las planicies mayas.

A mi una revista como esta me puede durar más de un més, mis visitas al lavabo son directas y concisas, sin más preámbulos que los necesarios y sin más dilaciones que la localización de un sustituto al rollo de papel vacío.

No puedo hacer nada más, soy así, voy a lo que voy y adiós muy buenas, no me despido ni miro atrás, lo que se queda allí es porque allí es donde se debe quedar. Esto explica la larga vida que puede llegar a tener una de estas publicaciones en mis manos, ya que no tengo otro rato muerto al que dedicar la lectura de chorradas varias que mi rato escatológico diario, y bien mirado, le va que ni anillo al dedo: una ambientación de mierda para un final de idem.

Repaso por encima uno de los artículos: como ganar confianza en una misma y así mejorar profesionalmente. Está bien, es entretenido, lleno de chorradas, pero al menos te hace reir y eso va genial para el cutis, dicen. Siempre quise saber porqué no me ascienden en mi empresa, y ahora ya lo sé: porque tengo la fea costumbre de no conjuntar mi bolso con mis zapatos. Acabáramos... de leches contra las baldosas me daba por no haberlo pensado antes.

Aquí tenemos un clásico: si dejo de comer porquerías varias podré agenciarme un pedazo de cuerpo Danone que aunque en primera línea no me sirva para ascender (ahí ya entraríamos en el saber hacer de cada una), me elevará la moral 10 puntos, lo que hará que mis superiores se fijen en mi por mi buen rollito matutino y me conseguirá en un visto y no visto el preciado ascenso.

También he aprendido que un motivo primordial para solicitar un aumento de sueldo es que este me tiene que cubrir los gastos que suponen usar unas 15 cremas diarias para mantener la hidratación (cada una de ellas específica para una parte del cuerpo), otras diez para combatir las arrugas, otras 8 para la  flaccidez, y como no, unas tres o cuatro (dependiendo de la fase de la luna en la que nos encontremos, evidentemente) para exfoliaciones varias.

Después de un repaso rápido compuebo que la regla básica de toda publicación femenina que se precie se cumple también en el número de este mes, a saber: como mínimo debe contener un párrafo (si puede ser una columna mucho mejor y si ya es todo un artículo es la bomba) sobre el avance desmesurado de la bulimia//anorexia, que denuncie la obsesión por la delgadez como única vía hacia la belleza, que ensalce la hermosura de un interior sin mácula, que te intente convencer de que lo de fuera es lo de menos.

A mi más de una vez casi me convencen entre pedo y pedo, la pena es que después avanzas página y te das cuenta de que te han estafado, de que si te pones a buscar, ni en broma encontrarás una sola imagen en toda la revista de una mujer que supere los 55 kilos. Igual podrían intentar explicarnos que sí, que la belleza está en el interior, pero que el interior no sale en las fotos y algo hay que poner. Y a ver qué les argumentas.... , menos mal que, como ya he dicho, en estos menesteres soy de las de la vía rápida y antes de darle más vueltas al caso y como a la hora de la verdad las hipocresías me cansan, me limito a finalizar mi aportación a la cuota anual de abono; doblo la revista, la deposito en equilibrio sobre unos cuantos suplementos del motor, y me subo la bragueta.

Faena hecha.

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